martes, 27 de enero de 2009

¡EMPUJA!

(Historias para entender)
Un gran maestro visitó a su joven discípulo, un anacoreta que vivía retirado en el desierto, y le dijo: «Hijo, quiero que durante un año entero te dediques a empujar esa piedra que tienes junto a tu ermita». Nada más recuperarse de la sorpresa, el ermitaño se colocó ante la colosal roca, que le duplicaba en tamaño, y comenzó a empujar, confiado en que lograría desplazarla. Pensó: «Si el maestro me lo ha pedido, será porque sabe que podré moverla». Pero, tras el primer empujón, la piedra no se desplazó lo más mínimo. Y ahí seguía; empujaba en todas las direcciones, con todas las posturas y partes del cuerpo, sudando, con renovado esfuerzo cada día,... y nada. Pasaron varios días y semanas, y un mes, y la roca, claro, no se había movido un milímetro, aunque el ermitaño seguía empujando, como le había pedido el maestro. El día en que se cumplió el año, el maestro le volvió a visitar y, antes de que le pudiera decir nada, el joven, sudoroso, le espetó: «¿Por qué me pediste esto? ¡Llevo todo el año empujando la piedra, y no he logrado que se moviese nada; ha sido un esfuerzo inútil!». El maestro le miró con ternura y le respondió: «Hijo mío, te pedí que la empujaras, no que la movieses. Y de inútil, nada. Mira tus brazos, tus piernas, todos tus músculos: son mucho más fuertes que antes, y ahora puedes levantar otras piedras más pequeñas que, hace un año, no habrías podido mover. Mira y date cuenta de que tus esfuerzos te han preparado mejor para superar muchos obstáculos que, es posible, que te encuentres en tu vida».

No hay comentarios:

Etiquetas